Hanna Arendt considera que, aunque la libertad es una cualidad inherente al ser humano, su existencia efectiva depende de su expresión en el ámbito político. Para Arendt, la libertad se manifiesta a través de la acción y la participación en la vida pública, lo que implica que no basta con reconocerla como un derecho natural; es necesario garantizar su ejercicio mediante estructuras legales y políticas que la protegan y fomenten.